domingo, 13 de octubre de 2013

Pateo de las "Ventanas de Guimar"

Retomando las rutas a pie, para esta ocasión nos propusimos realizar una ruta que pintaba un tanto dificultosa, por lo que conformamos un "grupo especial" de aventureros sin miedo a las alturas y nos pusimos en marcha.



Se trata de un itinerario al que ya le habíamos echado el ojo desde hacía tiempo, pero que por una cosa u otra no llegábamos a hacerlo, así que lo cogimos con ganas.

NOTA: A continuación les muestro donde dejamos los coches (1º), el mirador Don Martín (2º), el comienzo de la pista Anocheza (3º) y el final de la zona cementada y comienzo de pista de tierra (4º).



Finalmente nos decantamos por hacerlo, y dio la casualidad de que fue un día de verano en el que decretaron alerta por altas temperaturas y también coincidiendo con unos incendios que se produjeron ese año, aún así decidimos seguir pa' alante. 

NOTA: Ante todo, nos aseguramos que la ruta no discurría por donde eran los incendios, que se declararon por la otra cara de la isla, y al discurrir gran parte bajo túneles y cubiertos del sol pues nos envalentonamos a pesar de las altas temperaturas, cosa que lamentaríamos más adelante...^^


La logística que seguimos fue la siguiente:
Llegamos en coche hasta Güimar (hay que llevar un par de coches más de los estrictamente necesarios para hacerlo como nosotros), dejando varios de los coches en la calle Vera del Barranco, cerca del puente. Después continuamos hasta el mirador de Don Martín con los coches justos, donde los aparcamos. A partir de ahí tienes que caminar un poco por carretera hasta llegar a una pista de cemento que sube en fuerte pendiente (Pista de Anocheza) para ya continuar hasta enlazar con el sendero. Cuando vuelves a Güimar, acabas llegando cerca de la calle Vera del Barranco, precisamente donde dejamos los coches en un principio.

NOTA: Si quieres algo de más información puedes visitar esta página, que es la que utilicé para informarme un poco de esta ruta. 

En términos de exigencia física, la ruta podemos decir que es de intensidad media, aspecto que varia también en función de la climatología (si lo haces con fuerte calor como nosotros la cosa se pone "interesante"...)



Tiene un primer tramo de FUERTE pendiente que te machacará si no estás acostumbrado, después la etapa intermedia físicamente no es preocupante, si en cuanto a su técnica (pasos delicados, peligro de desprendimientos y zonas comprometedoras); para terminar con un descenso pronunciado el cual puede cascarte las rodillas fácilmente para llegar al pueblo nuevamente.



El aspecto técnico en cuanto a los precipicios y las posibles caídas hay que tenerlo muy presente. La ruta discurre por zonas donde el paso se estrecha considerablemente y hay que pasar en fila de a uno, con cuidado de no resbalar por el terreno disgregado, y si sufres de vértigo puedes pasarlo mal en algunas zonas.


Al margen de estos dos factores (importantes) la ruta es divertida y distinta a lo que uno está acostumbrado. El tema de las "ventanas" excavadas a pico y pala en la roca le da un "toque" bonito al pateo, y las incursiones por galerías de entre 200 y 800 m. le pone un puntito de diversión e intriga. Un aspecto curioso y que en nuestro caso, lo notamos con mayor intensidad por las altas temperaturas que se estaban dando, es el grado de humedad y la temperatura fresca y constante que se consigue en el interior de la tierra. Cada vez que atravesábamos una de las galerías, notábamos como en cuanto profundizábamos unos 5 o 6 metros la temperatura descendía (para nuestro alivio) considerablemente.


Parte del equipo asomado a una de las muchas "ventanas"

Ya habiendo atravesado el barranco de Badajoz, y llegando a la etapa final de la ruta, te tocará descender por pistas de tierra primero y asfalto después, en fuerte pendiente.
Nosotros tuvimos la suerte de encontrar un par de tajeas por las que corría agua fresca, la cual nos vino de perlas para refrescarnos y rellenar botellas para afrontar esa bajada final que se antojaba caprichosa con el fuerte calor. En esta zona de la ruta, es fácil extraviarse (de hecho, nosotros dudamos en varios cruces y tuvimos que tantear la zona, volviendo sobre nuestros pasos), ya que no queda claro por que camino coger, aunque en todo momento ves el pueblo de Güimar abajo. 



Tajea que nos acompañó durante la bajada final, ¡gracias a Dios!

NOTA: La idea es buscar la pista de asfalto y seguir la tajea, si haces esto probablemente no te pierdas y llegues bien al pueblo.


Vista desde el final de la cresta por la que discurre la pista Anocheza por la que comenzamos

Por último, y por esa carretera asfaltada en fuerte pendiente, con calor y acompañados por una tajea (bendita tajea) y viñedos a ambos lados, conseguimos llegar al pueblo.






Oscuridad absoluta en algunos tramos de las galerías, necesario llevar frontales o linternas










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